MATÍAS RODRÍGUEZ (EL FINO)

Nace el 11 de febrero de 1884 en el seno de una familia de jabegotes, aprendiendo de su abuelo y de su padre todo lo relacionado con la pesca y el mar. En nuestra barriada de pescadores la barca de jábega era la principal proveedora de trabajo y alimento. Matías Rodríguez buscó continuamente en los libros las continuas enseñanzas que de pequeño no tuvo en el colegio, lo que le permitió trabajar como armador de artes de pesca. En 1929 es elegido delegado de la mutualidad de pescadores gracias a todos los marengos y pescadores que veían en Matías alguien que podía mejorar sus vidas, lo que fue posible por la relación que tenía con la Comandancia de Marina. Defendió unas condiciones de trabajo más dignas para los pescadores y veló por el respeto a las normas de la pesca como garantía para el mantenimiento de las especies. Algunos le apodaron “El Fino” por su saber y filosofía de vida. 

Su capacitación profesional, entrega, compromiso y honestidad sin resquicios le llevó a tener el reconocimiento de la gente de la mar en toda Málaga. Ya en el servicio militar recibió una medalla por el salvamento de un compañero a punto de morir que se enredó en las redes poniendo en riesgo su vida. Tenía una barca, la “María Victoria”, más conocida como «La Jopo» con la que estableció una relación paternal con los pescadores que estaban a merced de las inclemencias del tiempo y la penuria económica de la época. Siempre estuvo allí a su disposición como un defensor justiciero, hasta ser llamado por algunos como «nuestro padrecito». Matías, un hombre luchador y defensor de los derechos de sus compañeros pescadores, fue víctima de la represión franquista y murió en la cárcel en 5 de septiembre de 1937. En 1986 la barriada le dedicó una plaza que lleva su nombre y un busto de él que fue colocado mirando al mar.