Antonio Asensi Suarez nace en Málaga y viene a vivir al Palo con 18 años, donde muere en 1937. A los 21 años se casa con la vecina Carmen Rojas Navas y viven en calle Santarém, llamada calle de los muertos por ser paso obligado de los cortejos fúnebres hacia el cementerio de El Palo. 

El Chicuelo era un personaje muy peculiar; sabía leer y escribir, algo no habitual en zonas populares de aquella época. La ávida lectura de libros de historia la compaginaba con gran sentido de la generosidad y la ayuda comunitaria y vecinal. En Calle Altillo, cerca de la casa de El Niño de las Moras, tenía su zapatería. En los descansos laborales obsequiaba a sus vecinos con las lecturas del periódico. Además de tocar varios instrumentos, componía letras y música de carnaval. Sus letras fueron tan buenas que las venían a buscar los gaditanos que se desplazaban a Málaga para pedírselas. 

Hoy es un referente histórico imprescindible para los carnavaleros de toda Málaga. Por ello se le dedicó una plaza en nuestro barrio que lleva su nombre. Defensor de la libertad de expresión, se escondió en un nicho del cementerio durante tres días, cuando llegó la guerra civil por temor a represalias. Al salir acosado por el hambre, fue detenido y después fusilado sin juicio por los sublevados. Tres días después de su fusilamiento, su mujer recibió la notificación de que sería puesto en libertad en pocos días.